¿Quién “manda” en el espacio virtual en México? Soberanía, Democracia y Gobernanza Digital.
Calderon Martinez, Pablo and Palomares Rodriguez, Erick Gonzalo (2024) ¿Quién “manda” en el espacio virtual en México? Soberanía, Democracia y Gobernanza Digital. In: Democracia Digital y Afectividad Política en América Latina. Tirant lo Blanch, Valencia. (In Press)
Abstract
La soberanía en el campo de las relaciones internacionales, como le determinó Spehen Krasner hace más de 30 años, puede todavía entenderse como la “Hipocresía Organizada”; un compromiso imperfecto entre institucionalización y anarquía, donde los actores políticos se adhieren al concepto cuando les ofrece beneficios, pero lo violentan cuando no. Sin embargo, a nivel nacional la soberanía depende tanto de la autoridad del estado (su capacidad represiva) como de su capacidad afectiva (nacionalismo). La emergencia de nuevas tecnologías nos lleva a cuestionar de alguna manera ambas dimensiones integrativas del estado. Mucho se ha escrito ya sobre la inaplicabilidad del concepto de soberanía – el monopolio de la violencia no existe ni puede existir – en el ciberespacio, y también sobre las consecuencias negativas que puede tener para la democracia el intentar ejercer soberanía en el terreno virtual. China y otros países autoritarios ofrecen modelos antidemocráticos que buscan subyugar a las redes sociales y a los grandes proveedores de servicios digitales a la voluntad del estado. O si son incapaces de lograrlo, el estado puede entonces crear herramientas de vigilancia y penetración que le permitan controlar, hostigar y localizar elementos que considere contrarios a sus intereses. México parece acercarse, en algunos sentidos, a este modelo autoritario imperfecto. El estado mexicano se ha convertido, como en otras partes de América Latina, en una de las principales fuentes de amenazas de ciberseguridad para sus ciudadanos. El estado mexicano, a través de su capacidad represiva, busca de esta manera fortalecer su autoridad en el ciberespacio. Pero esto, paradójicamente, debilita su capacidad afectiva; México no puede ejercer autoridad absoluta en el espacio digital, y es aún menos probable que pueda desarrollar una dimensión afectiva en un espacio que es necesariamente transnacional. México se encuentra entre diferentes modelos de gobernanza digital. Por una parte, México busca ejercer control sobre este nuevo “elemento” del estado dónde la soberanía tradicional es inaplicable e incompatible con principios democráticos. Por otro lado, ningún país con las características de México puede adoptar un modelo libertario que deje la regulación de las redes a si mismas.
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